viernes, 23 de marzo de 2018

Ay Ricardo… Te pareces tanto a Andrés


Andrés tiene, al día de hoy, una proyección de preferencia de voto aproximada al 40%.

Esto significa que aproximadamente un 60% del electorado no quiere que sea presidente de México.

Esos millones de mexicanos no lo queremos por que le tenemos miedo.

Observamos sus desplantes mesiánicos, su comportamiento autoritario y su falta de claridad de compromisos y pensamos que es muy alto el riesgo de que termine por imponer sus posiciones y caprichos por encima de las leyes que le permiten a este país, con todas sus carencias y defectos, mantener una democracia más o menos funcional y una serie de libertades mínimas.

Pero ese es un tema común: el 60% de los votantes lo sabe. Habremos de ver pronto si nos organizamos y ejercemos un voto útil. 

Pero lo que no se tiene claro aún es que hay otro candidato a la república con desplantes antidemocráticos igual de graves que  los de Andrés

Ricardo también se esconde para no debatir. A pesar de la gran facilidad de transmisión de ideas y el empuje que ha mostrado en debates con políticos de la talla de Manlio Fabio Beltrones. Cuando en septiembre de 2016 fue invitado por Carlos Loret de Mola a confrontar a Zavala y Moreno Valle respecto al proceso de selección del candidato presidencial del PAN -que era incomodo por que para ese momento el seguía negando su interés en ser él mismo el candidato- ¿qué hizo? Sencillamente no fue. Igual que Andrés en el debate previo a las elecciones de 2006.

Ricardo también dice verdades a medias… o mentiras. En ese mismo noticiero Zavala le exigió claridad como presidente del partido sobre su intención de participar en la elección interna. En el PAN se mantuvo el doble discurso y al final Ricardo se impuso como candidato de Acción Nacional.

Ricardo tampoco es respetuoso de los procesos democráticos. Así como Andrés solo reconoce la validez de las elecciones en donde él gana y no le importa destrozar la imagen pública de la institución mexicana que organiza las elecciones en México, Ricardo pasa por encima de las tradiciones democráticas de un partido que se identifica por eso, por sus tradiciones democráticas y elimina mediante arrinconamientos y negociaciones en lo oscurito a sus adversarios para competir… él solito.

Ricardo también está rodeado de sospechas de corrupción: Andrés tiene,entre otros los videos de las ligas y de miembros de su partido recibiendo dinero, la opacidad de los contratos de los segundos pisos. Ricardo tiene los moches, la vida de su familia en Atlanta y su nave industrial.

Andrés hizo suyo al PRD, partido que estuvo cerca de ganar la presidencia 3 veces (Con Cárdenas primero y las dos de Andrés) y lo dejó desahuciado y chiquito. Ricardo tomó el PAN y lo organizó para tener control absoluto de sus órganos internos y lo transformó en un partido donde los que no están alineados con él no tiene voz ni voto.

Esperemos que los panistas primero y el electorado después se den cuentas que…

¡Ay Ricardo!..., te pareces tanto a Andrés.

jueves, 22 de marzo de 2018

Los independientes como herramienta de la democracia



En México la democracia ha tenido que ir ganando terreno a marchas muy forzadas, el viejo sistema autoritario del PRI ha intentado perpetuar el statu quo que le permitió tener el control absoluto del poder del Estado usándolo para impedir cualquier posibilidad de compartir ese poder con alguien más. Sin embargo la lucha democrática nunca ha claudicado y ha ido ganando terreno poco a poco con cambios que -a veces sin que los entendamos a fondo- nos han abierto resquicios para imponer controles que han permitido avances tan importantes como el hecho poder escoger a nuestros propios gobernantes, tener el derecho de husmear en los archivos gubernamentales o muchos otros.

Es un camino desesperantemente lento pero queda claro es que es el camino correcto pues mientras más controles tenemos a la mano, mas fácil es ir detectando fallas y, una vez detectadas, podemos idear controles nuevos para evitarlas y, poco a poco ir alcanzando nuestra madurez democrática.

Así ha sucedido en realidad; una vez que logramos un instituto electoral autónomo, logramos alternancia y, nada más aprendimos como usarla, lo más común en una elección es que el partido que gobierna, la pierda (así fue en las últimas elecciones estatales). A largo plazo, a los gobernantes que pretendan continuar hacer carrera no les irá quedando más remedio que dar buenos resultados; se que en contra de esta opinión tenemos el espantoso ejemplo de ineficacia y cinismo de esta última camada de gobernadores hipercorruptos pero el primer paso fue sacar a su partido del gobierno  y eso sucedió en la mayoria de los casos y para corregir este nuevo problema se está cocinando ya un instituto anticorrupción y más tarde que temprano llegara también una fiscalía autónoma. 

Ahí esta ejemplificada esta espiral virtuosa: teníamos gobernantes impuestos por el sistema priista que además eran deshonestos e intocables, llego la posibilidad de la alternancia y a sabiendas de que solo tendrían un sexenio para sacar las uñas se llevaron hasta lo inimaginable, ahora estamos por estrenar nuestro nuevo sistema anticorrupción que una vez que este funcionando y conforme se vaya perfeccionando servirá para poner orden y detectar mas fallas.

Uno de esos avances democráticos que aun deberemos aprender a usar y aprovechar son las candidaturas independientes, quienes dan por hecho que estas candidaturas ya demostraron no servir para nada están llegando a una conclusión apresurada y absolutamente falsa.

La función de las candidaturas independientes es la de que a los ciudadanos puedan participar en la política sin verse obligados a involucrarse en los usos y costumbres de los partidos politicos, abrir un camino hacia los puestos de elección sin tener que participar en el lodazal de los repartos de dinero y poder necesarios para merecer y ganar una candidatura partidista.

¿Me pregunto cuántos gobernadores honestos en potencia existirán entre las filas de buenos mexicanos que no están dispuestos a enlodarse y venderle la dignidad, el prestigio y el alma a un partido político? ¿Me pregunto qué habría pasado si algunos de nuestros gobernantes anteriores hubieran llegado a su cargo sin deber cuotas de poder o favores a otros políticos o empresarios? ¿Habrían hecho mejor su trabajo? Probablemente si.

Desde luego que habrá buenos y malos aspirantes, candidatos independientes y gobernantes sin partido pero es necesariamente cierto que si esta nueva forma de acceso al poder comienza a tomar fuerza será una poderosa herramienta para amenazar a los partidos por que al fin y al cabo ya tenemos otra opción.

Con el tiempo irán apareciendo ciudadanos capaces y honestos que den buenos resultados, desde luego habrán decepciones y fracasos  sin embargo la lenta pero buena democracia nos ha dotado con el poder de hacer a un lado a los partidos politicos.

¡Vamos a aprovecharla!